Aún se conservan algunos de los miradores que se prodigaban sobre tejados y azoteas. Los de las casas de las calles Real y Trasera, eran visibles desde las calles más altas de la ciudad y ahora han quedado, en su mayoría, ocultos, al interponerse edificaciones de más altura que han alterado la silueta urbana. Pertenecen a otra época y dan fe de lo que significaron para los propietarios de estas casas, con interese vinculados a la actividad portuaria que les impulsaban a divisar el horizonte y a controlar embarques y desembarques de los que, económica y hasta emocionalmente, dependían.
Muchos servían para iluminar espacios interiores, que luego se remataban con más o menos airosos pináculos, pero todos curiosos. En los pináculos , las salidas de escaleras y lucernarios, se despliega la fantasía del propietario o del constructor.
Están también los callejones. Los hay diversos y se reparten por distintas zonas de la ciudad, pasajes angostos y estrechos que esntre calles más anchas acortan camino o que permiten accesos inverosímiles a algunas casas. En S/C de La Palma puede que los más curiosos sean los que antaño abrían a la marina. Estos pasadizos eran fácilmente defendibles y en algunos, hoy bien pavimentados, sorprenden los hornos colgantes, que vuelan sobre ménsulas de piedra o entramados de madera que descargan sobre los muros con jabalcones y aumentan la sensación de angostura. Pero quedan otros que merecen un rescate y un tratamiento idóneo como muestras de una manera de resolver enlaces con sentido común y que, por lo mismo, conjugan la funcionalidad con un valor plástico innegable.
Muchas casas contaron con oratorios privados de los que una muestra puede ser el que se conserva en la casa Cabrera.
También en las curiosidades de esta ciudad podemos hacer referencia al gorro del enano de la Bajada de la Virgen que alguien adosó a una chimenea, puede que sin caer en la cuenta de que iba a completar, elegantemente, la composición de una fachada.
Y pasando de la gran escala que pueden dejar los muros y las fachadas de las casas que se observan por el escalonamiento de la ciudad, vamos a hacer que nos fijemos en las manijas o aldabas para llamar a las puertas que se anticiparon en la ciudad tradicional y con gran sentido estético a los actuales porteros eléctricos.
Todos son parte de una historia vivida.
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